Columna publicada en Mundo Ejecutivo Puebla, escrita por nuestro CEO, Gustavo Martínez Gameros.
Columna publicada en Mundo Ejecutivo Puebla, escrita por nuestro CEO, Gustavo Martínez Gameros.
Se vienen tiempos complicados, pareciera que vamos de salida, la pandemia está quedando atrás y con ella, una cuarentena eterna que parecía nunca llegar a su fin.
Hoy, estamos
dejando atrás los cubrebocas, retomamos los eventos multitudinarios, el
contacto con conocidos y desconocidos. Se está acabando la pandemia que será
recordada en los libros de historia como la más universal y la más globalizada.
Gracias a la ciencia hoy podemos ver la luz al final del túnel.
Ahora comienza
una nueva etapa, post pandemia y lamentablemente ha comenzado con mucha,
muchísima turbulencia. Se acabaron las mediciones constantes de las gráficas de
contagios y llegó el mundo de las gráficas inflacionarias y recesiones.
Se dice que la
turbulencia en un avión no es signo de mal agüero, desde los años 60s no se
desploma un avión por turbulencia, al final por más movimiento que un vuelo
presente en la inmensa mayoría de los casos logra llegar a su destino.
En los próximos
meses sabremos si la turbulencia económica fue corta y nos permitió retomar
nuestro camino o lamentablemente será más larga y complicada de lo que
pensamos. Lo que es un hecho, es que la inflación llegó para quedarse un tiempo
con nosotros y la recesión es inevitable.
Es tiempo de ser
precavidos, de controlar los costos y los gastos y de priorizar la liquidez en
las empresas, ahora más que nunca “CASH is KING”.
Pero no podemos
dejar de lado la variante más importante de todas cuando hablamos de economía:
la productividad.
Una recesión es
el resultado de un país menos productivo comparado con el año que lo antecede,
eso se traduce en una economía con menos empleos, menos ingresos, menos
productos producidos, menos servicios, menos, menos, menos.
La clave ahora está
en las empresas mexicanas, principalmente las pequeñas y medianas; éstas deben
aumentar sus ingresos y disminuir gastos, es decir, convertirse en empresas más
rentables y más productivas logrando esto con tecnología, automatización,
aperturando nuevos mercados, dando pie a la innovación de productos y
servicios; logrando esto de una manera: recibiendo inversión.
Hoy más que nunca
como mexicanos debemos apostarle a más mexicanos. Convertirnos en
inversionistas activos de empresas que brinden empleo y generen impacto
económico en una economía que lo pide a gritos.
Pero suena a que
me estoy contradiciendo, acabo de mencionar que debemos cuidar la liquidez por
un lado y por otro refuerzo el mensaje de invertir en empresas mexicanas. La
realidad es que el dinero dormido también es un gasto y lo es aún más en
tiempos de inflación.
Es tiempo que ese
dinero dormido se ponga a trabajar, México lo necesita ahora más que nunca.
Autor: Gustavo Martínez Gameros